domingo, 26 de junio de 2011

Una historia Especial

Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la tierra todos los sentimientos, cualidades y defectos de los seres humanos. Cuando el aburrimiento había bostezado por tercera vez, la Locura como siempre tan loca, les propuso: “vamos a jugar a los escondidos”. La Intriga levanto la ceja intrigada y la Curiosidad sin poder contenerse pregunto: “¿a los escondidos? ¿y cómo es eso?”

“Es un juego – explico la Locura – en que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón mientras ustedes se esconden y cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes al que yo encuentre ocupa mi lugar para continuar el juego”.

El Entusiasmo bailó secundado por la Euforia. La Alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a la Duda e incluso a la Apatía a la que nunca le interesaba nada. Pero todos quisieron participar, la Verdad prefirió no esconderse, ¿para qué? sí al final siempre la hallaban, la Soberbia opinó que era un juego muy tonto (en el fondo lo que le molestaba es que la idea no hubiera sido de ella) y la Cobardía prefirió no arriesgarse…

“Uno, dos, tres, cuatro…” comenzó a contar la Locura. La primera en esconderse fue la Pereza, que como siempre se dejo caer tras la primera piedra del camino, la Fe subió al cielo y la Envidia se escondió tras la sombra del Éxito que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto.

La Generosidad no alcanzaba a esconderse, pues cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos, que si un lago cristalino ideal para la Belleza, que si la rendija de un árbol perfecta para la Timidez, que si el vuelo de la mariposa lo mejor para la Voluptuosidad, que si una ráfaga de viento magnifica para la Libertad, etc. Finalmente termino por ocultarse en un rayito de sol. El Egoísmo en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio: ventilado, cómodo y solo para él. La Mentira se escondió en el fondo de los océanos (mentira en realidad se escondió en el fondo detrás del arcoíris) y la Pasión y el Deseo en el fondo de los volcanes. El Olvido… ya se me olvido donde se escondió… pero eso no es lo importante.

Cuando la Locura contaba 999,999; el Amor aún no había encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado hasta que divisó un rosal y enternecido decidió esconderse entre sus flores. “un millón” contó la Locura y comenzó a buscar. La primera en aparecer fue la Pereza a sólo tres pasos de una piedra. Después escucho a la Fe discutiendo con Dios en el cielo sobre zoología y a la Pasión y el Deseo los sintió en el vibrar de los volcanes. En un descuido descubrió a la Envidia y claro, pudo deducir donde estaba el Éxito. Al Egoísmo no tuvo ni que buscarlo, él solito salió disparado de su escondite que había resultado ser un nido de avispas. De tanto caminar la Locura sintió sed y al acercarse al lago descubrió a la Belleza y con la Duda resultó más fácil todavía, pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir todavía de qué lado esconderse. Así fue encontrando a todos. Al Talento entre la hierba fresca, a la Angustia en una oscura cueva, a la Mentira detrás del arcoíris (mentira sí ella estaba en el fondo del océano) y hasta el Olvido… al que ya se le había olvidado que estaba jugando a los escondidos.

Pero sólo el Amor no aparecía por ningún sitio. La Locura busco detrás de cada árbol, dentro de cada riachuelo del planeta, en la cima de las montañas y cuando estaba por darse por vencida, divisó un rosal… tomo una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto un doloroso grito se escuchó. Las espinas habían herido los ojos del Amor. La Locura no sabía que hacer para disculparse con el Amor, lloró, rogó, pidió perdón, imploró y hasta pidió ser su lazarillo.

Desde entonces, cuando por primera vez se jugó a los escondidos en la Tierra, el Amor es ciego y la Locura siempre lo acompaña.


Leticia Carranza

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